Partido Socialista

Foto: SobrarbeDigital.

Artículo de opinión de José Miguel Chéliz

Una vez concluido el largo proceso que ha mantenido al PSOE en el candelero durante estos últimos largos meses, me sumo con humildad al coro de analistas que tratan, o no, de arrojar un poco de luz con estas sencillas reflexiones.

En primer lugar conviene recordar que el PSOE, en cuanto partido político, es un instrumento al servicio de la sociedad a la que pretende servir. Trazando una sencilla analogía podríamos decir que el partido es el “tractor” con el que se pretende “laborear” en esta extensa finca llamada España. Pues bien, durante estos últimos meses hemos escuchado hablar, casi en exclusiva, del tractor y su aspirante a tractorista y no tanto del campo y sus necesarios cuidados. Visto así parece ridículo pero esa es la realidad.

La victoria holgada de Pedro Sánchez supone una incógnita desde el punto de vista de lo que está por venir; de lo que el nuevo Secretario General y su Guardia Pretoriana sepan o puedan tejer/coser con el resto de la organización; de la actitud general de la organización respecto al nuevo equipo; de su desenvolvimiento en el tablero del congreso con el resto de grupos; de su capacidad para trasladar una propuesta creíble a la sociedad;… Lo que puede afirmarse es que por vez primera ha habido una evidente ruptura entre los “cuadros” del partido y las bases. Si aquellos cerraron filas alrededor de Susana Díaz de una forma ostentosa, casi avasalladora, la militancia, como gusta decir a Pedro Sánchez, ha dicho que tururú, que ellos tienen otros planes.

Las razones para esta disrupción se han querido buscar en el lodazal que atenaza al Partido Popular, cuyo “tractor” tiene grandes dificultades para moverse con soltura por el campo nacional. Es posible que en parte sea así, pero tampoco parece descabellado afirmar que buena culpa de ello la ha tenido el ejemplo de Podemos y sus numerosos satélites.

El modelo de “tractor” de esta nueva formación parece que ha despertado el interés de las propias bases socialistas: la agilidad en las movilizaciones, la participación en el proyecto, el dar, o aparentar dar, protagonismo a los afiliados/simpatizantes es una forma nueva de organización que ha venido para quedarse. Las bases socialistas, por tanto, han venido a decir que no van a seguir haciendo de convidados de piedra en las cuestiones que afecten directamente a la organización. Que tienen su propio criterio no necesariamente alineado con el “pensamiento oficial”. Que en el futuro deben abrirse cauces a su participación hasta ahora inexistentes.

Todo cambio es un momento de oportunidad. Si las acciones de nuestros representantes respondieran a los intereses generales, con el único objeto de servir a los más desfavorecidos de este país desde la instituciones del Estado, como avala la larga trayectoria del Partido Socialista, podríamos ser en igual medida optimistas a futuro. A todos nos compete contribuir a fertilizar con nuestro trabajo y nuestro compromiso esta finca ahora tan fatigada.