Imagen de la salidad del cine de la programación infantil. Foto: Inmaculada Casasnovas.

Espiello, el Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe se celebra del 8 al 16 de abril.

Este sábado, más de 130 personas, han asistido a la variada programación infantil y juvenil de Espiello. Por la mañana, las luces de la sala del Palacio de Congresos de Boltaña se han apagado para ver cortometrajes del proyecto Cine en aragonés, que dirige Javier Vispe. Se han pasado Las cinco sirenas y El futbolista, (de la Escuela de Fiscal, del CRA Alto Ara); La princesa Lladre (de la Escuela de Saravillo, del CRA Cinca-Cinqueta); Super Nerea, Super Secallo y Granizo Man (de la Escuela de San Juan de Plan, del CRA Cinca-Cinqueta); La borina de clase (de la Escuela de Bielsa, del CRA Cinca-Cinqueta) y Famosos en o castiello d’a Peña Montañesa (de la Escuela de Laspuña, del CRA Cinca-Cinqueta).

Este proyecto, Cine en aragonés, promovido desde su origen hace cuatro años por el maestro Javier Vispe, ya fue galardonado en este festival con la Siñal Espiello Chicorrón, que este año recibe el programa argentino Tierra animada (estreno en España), de La Wawa Cine, en reconocimiento a la labor de alfabetización audiovisual realizada en su primer proyecto conjunto por Aldana Loiseau, Soledad Fernández y Violeta del Río. Esta última llegará a Sobrarbe el lunes para conocer de cerca el único festival español dedicado al documental etnográfico, Espiello.

Javier Vispe ha mostrado su interés por conocer a la directora argentina, al objeto de entablar lazos de colaboración entre ambos países.

Con La canción del mar, (2014, Irlanda), de Tomm More, película candidata al Oscar a la Mejor Película de Animación en 2014, ha finalizado la Sección Cachimalla que Espiello dirige al público infantil y juvenil.

Además, Lorenzo Soler que celebra 50 años de dedicación al cine documental, ha sido homenajeado en la Sección Mayestros, la directora de Espiello, Patricia Español le ha entregado el galardón.

Su dedicación al género del documental es visiblemente vocacional, aunque también ha probado con la ficción. Prefiero rodar documentales que películas de ficción. Me apasiona tratar la realidad. En la ficción no me encuentro tan libre como en el documental, donde eres tú mismo el que te retratas directamente en la obra; en la ficción participan otras cosas: actores, guión literario… En el documental te desnudas tú, tus creencias, tus opiniones… Tu actitud ante la vida se refleja en el documental. No he hecho otra cosa en la vida que dedicarme al cine.

Con más de 100 documentales rodados en 50 años ligados plenamente al cine, Lorenzo Soler es un auténtico maestro de este género, del que también ha escrito libros y ha impartido clases en diferentes universidades.

Personalmente, no se siente maestro de nadie. En el único sentido que puedo reconocerme como maestro es en el del oficio que adquieres cuando llevas tantos años trabajando en algo, pero en nada más.

Para tributarle el homenaje se ha proyectado El viaje inverso (2006, España), un trabajo rodado en tierras sorianas, a las que llegó hace años por la influencia de Antonio Machado y en las que reside buena parte del año con su esposa, la fotógrafa Anna Turbao, protagonista del documental “La mirada de Anna”. Con este título, Lorenzo Soler acudió en 2010 a Espiello, un festival que ya en su día me impresionó bastante. No imaginaba que en un pueblo tan pequeño existiera un festival tan grande. Ahora al regresar 6 años después reconoce que ha trascendido con gran prestigio los límites de Aragón y de España.

En la actualidad, Lorenzo Soler trabaja en el montaje de su última obra, sobre el Casino de Soria, el típico casino de pueblo al que la gente va a jugar a las cartas y que ya se están extinguiendo. Son una especie de reliquia del pasado.

En los últimos tiempos rueda un documental por año. El siguiente proyecto, todavía sin definir del todo, versará de nuevo sobre la vida rural. Vivo en un pequeño pueblo y me apetece buscar un tema con la gente que trabaja la tierra, que ha nacido allí. No puedo concretar más.

En cuanto a la posible manipulación del documental, Lorenzo Soler no duda al aseverar que este género es manipulable, depende de cómo lo montes, del orden de las imágenes… Yo procuro ser fiel a la realidad que veo; siempre hay una parte que se puede escapar pero no lo haría voluntariamente. Soler alude a un ejemplo elocuente: durante la Guerra Civil española, con el mismo material, los de derechas sacaban un documental y los de izquierdas, otro. Con las mismas imágenes hacían un montaje distinto y sobre todo, un comentario diferente, pero las imágenes eran exactamente las mismas.