Uno de los protagonistas del conjunto monumental de la Cartuja de las Fuentes fue Fray Manuel Bayeu, quien también se revela como un personaje emblemático de la historia aragonesa en la exposición que la Diputación Provincial de Huesca ha abierto con obras pictóricas que llevan su firma junto a otras del universal Goya o de su hermano y célebre pintor Francisco Bayeu. Así salen a la luz los aspectos relevantes de la vida del artista, pero también las costumbres y mentalidad de la sociedad española de las postrimerías del Antiguo Régimen.

Con numeroso público, los principales representantes institucionales de la provincia y con multitud de representantes de la cultura aragonesa, el Presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Miguel Gracia, ha inaugurado esta ambiciosa muestra donde hasta noviembre pueden contemplarse más de un centenar de piezas que proceden de una treintena de entidades, entre las que se encuentra el Museo del Prado, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Biblioteca Nacional y muchos coleccionistas y entidades aragonesas que también han querido estar presentes en este acto.

El punto de partida del proyecto expositivo es la recuperación de la Cartuja que, en palabras de Miguel Gracia, “es el ejemplo de cómo una decisión política y la acción de la administración pública puede cambiar la historia” logrando en estos últimos años -resalta- “invertir la situación de olvido y abandono en la que estaba este ejemplo del patrimonio para transformarlo en un lugar con perspectivas de futuro” que aspira a ser referente cultural, turístico y motor económico de los Monegros y de toda la provincia de Huesca. En este sentido, el máximo responsable provincial también ha anunciado que ya se trabaja en un plan director para los futuros usos del conjunto.

Es allí donde Bayeu, “uno de los pintores más prolíficos del siglo XVIII”, como lo ha definido, desarrolló su vocación pictórica que asombra a todo aquel que llega con elementos propios de la tradición barroca llevada su máxima expresión con el colorido, la energía que transmiten los personajes pintados o sus expresiones.

En la sala de exposiciones de la Diputación queda patente su fecundidad creativa que también llegó al Aula Dei en Zaragoza, Scala Dei en Tarragona y Valldemosa en Mallorca y a catedrales como la de Jaca y Huesca, diversas iglesias y encargos particulares, además de sus andanzas por Fonz o el monasterio de Sijena.

“No podíamos traer la Cartuja hasta aquí, pero sí su eco, su recuerdo”, es lo que ha dicho el historiador José Ignacio Calvo que lleva más de tres décadas estudiando a Bayeu, además de señalar que se han recuperado bocetos que luego desarrolló en gran formato.

Entre las obras Calvo destaca la imagen de la virgen con el niño Santo Domingo de Guzmán que durante décadas ha estado guardado en el Museo de Zaragoza y del que no se sabía nada, ahora no solo se ha podido constatar dónde estuvo ubicado sino que también ha sido restaurado por la Diputación para esta exposición, al igual que la imagen de La Inmaculada tejiendo una colaboración con la Escuela superior de conservación y restauración de Aragón, cuyo director estaba entre los asistentes.

Ha sido un verdadero acontecimiento de la cultura y el patrimonio en el que se han dado cita tanto el alcalde de Huesca, Luis Felipe, la subdelegada del Gobierno en Huesca, Isabel Blasco, junto a la Vicepresidenta de la Diputación, Elisa Sancho, la responsable provincial de Cultura, Berta Fernández, y otros diputados provinciales de diferentes grupos políticos. También muchos representantes de Monegros como los alcaldes de Sariñena y Lanaja, Francisco Villellas y Gerardo Castillo, la consejera comarcal Lorena Canales y otros muchas personas de su tejido social. Entre los asistentes, también estaba Alberto Borrás, representante de la familia que fue propietaria de la Cartuja antes de la adquisición por parte de la DPH.

Del ámbito eclesiástico destacan José María Nasarre López (Delegado Diocesano de Patrimonio o Ignacio Sebastián Ruiz, del Cabildo metropolitano de Zaragoza, a ellos se han sumado directores de diferentes museos y centros de arte de Aragón, conservadores, restauradores y representantes del mundo de la cultura y del patrimonio.

Fotos: DPH

Visión poliédrica
El panorama pictórico de la exposición, en el que hay incluso algunos autorretratos, se enriquece con diversos grabados, documentos, fotografías y otros objetos entre los que destacan doce cartas de su puño y letra que envió al rico comerciante zaragoza Mar. Es una selección de un epistolario que conserva el Museo del Prado y revela multitud de datos y anécdotas, “constituyen una de las principales fuentes documentales para trazar la biografía del cartujo, un lujo para historia del arte”. Así se expresaba José Ignacio Calvo, comisario de la exposición, refiriéndose al perfil más humano del que asoman desde asuntos personales de carácter cotidiano o cuestiones internas de la orden cartujana, hasta problemas de la familia o acontecimientos de resonancia pública como fueron la expedición española contra Argel, el sitio de Gibraltar o la tragedia que hubo en el teatro de comedias de Zaragoza.

Lejos de ser un monje retirado del mundo, Manuel Bayeu, hermano del célebre pintor de cámara Francisco Bayeu y cuñado de Francisco de Goya, vivió plenamente todo lo que acontecía en su época, manteniendo un contacto directo y permanente con algunos de los personajes más renombrados de la Ilustración española a amistad que traba con Jovellanos.

A través de estos documentos “somos partícipes de su carácter y de su capacidad de trabajo”, ha afirmado Calvo, quien también ha relatado hoy algunas anécdota de comó partido en el conflicto o choque de orgullos que hubo entre Goya y Francisco de Goya a la hora de pintar las cúpulas del Pilar de Zaragoza.

Quién fue Manuel Bayeu
Manuel Bayeu, hijo de un sencillo artesano, nació en Zaragoza en 1740. Fue su padrino de bautismo el pintor y grabador Braulio González. Su hermano mayor era Francisco Bayeu, con el tiempo uno de los más prestigiosos pintores de la corte. Ramón, de menor edad, también alcanzó notable reconocimiento, en tanto que Josefa casó con Francisco de Goya. Otros pintores locales de esta generación fueron Manuel Eraso y Diego Gutiérrez.

Todos iniciaron su formación en la órbita de José Luzán, pero fue más relevante para ellos la influencia Francisco Bayeu, algo mayor que los demás y muy imbuido a su vez del estilo del italiano Corrado Giaquinto. Era la época del barroco tardío, dominada primero por el gusto rococó y luego por un progresivo clasicismo. A pesar de su relativo aislamiento en la cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, Manuel recibía obras de Francisco que apreciaba mucho; también de Ramón y de Goya, incluidos algunos grabados.