La Morisma 2018. Foto: SobrarbeDigital

Bajo la luz de la luna y con 86.000 voltios reforzando la iluminación, vecinos y visitantes han seguido con atención la recreación histórica de La Morisma, en una edición en la que se cumple su vigésimo aniversario como Fiesta de Interés Turístico de Aragón y que ahora aspira a la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

En 2020, se conmemorará el 50º aniversario de la recuperación de La Morisma, en 1970.

Un año más se ha vuelto a producir el milagro de la cruz, cruz que se ha iluminado sobre la carrasca mientras las huestes cristianas, presididas por el rey Garci Ximenez, oraban de rodillas antes de la batalla que iban a librar con las tropas moras, a las órdenes del rey Abderramán.

Cerca de 500 vecinos de Aínsa y de pueblos próximos han salido al escenario, la preciosa plaza porticada de uno de los pueblos más bonitos de España. De todos ellos, 55 personajes cuentan con texto. El resto, no menos relevantes, ejercen de figurantes y todos juntos, de manera activa, forman parte de este espectáculo.

La Morisma 2018. Foto: SobrarbeDigital

El director artístico, José Miguel Chéliz, ha destacado la importancia de todas y cada una de las personas que participan en la puesta en escena de La Morisma. Cada una desempeña un papel y los figurantes ensayan los movimientos, los desfiles o la propia lucha para que todo luzca con el máximo esplendor. Por supuesto, hay que destacar el trabajo de los numerosos voluntarios, imprescindibles en la apuesta a punto de la fiesta por excelencia de los ainsetanos.

A la mayor vistosidad de esta representación, de por sí muy colorista, han contribuido esta noche los efectos pirotécnicos que, en momentos puntuales, como en el desfile de la victoria, han realzado la fiesta. En la parte final, se ha desplegado en la Torre de la Iglesia una pancarta con los nombres de las personas homenajeadas en otras ediciones, a la que ha seguido una cascada de fuegos artificiales, toda una sorpresa para público y actores.

Relevo generacional y debutantes
Una de las novedades más reseñables de este año la constituye el importante relevo generacional que se produce en papeles como el del rey moro, las mujeres mora y cristiana o en los dichos de Araguás y La Cajigosa, que en varios casos pasan de padres a hijos. Es muy frecuente que el texto que ha interpretado un familiar lo continúen sus descendientes. En esta ocasión, el que ha sido rey moro durante 17 representaciones, Luis Lascorz Cortina, cede el testigo a su hijo Luis Lascorz Bernad, de 23 años. José Miguel Chéliz comenta que este año hay muchos debutantes en los dichos y valora la incorporación de los jóvenes.

La Morisma, una representación que une a toda la población
La Morisma es una representación que une a toda la población, mayores, jóvenes y niños, convirtiéndonos en actores y figurantes por un día y que sustituimos con ilusión y emoción la falta de profesionalidad que podamos tener, ha expresado la presidenta de la Asociación Cultural La Morisma, Isabel Bergua.

Asimismo ha indicado que La Morisma es un sentimiento profundo hacia la tradición que no entiende de edades y que se preserva desde el siglo XVII. He aquí donde radica el verdadero milagro de La Morisma.

El origen de la celebración de La Morisma se remonta al año 1676, cuando Las Cortes de Aragón, reunidas en Zaragoza, concedieron diez libras jaquesas para la representación de esta fiesta, con fondos del Erario Público. En 1716, Felipe V, por medio de Real Decreto, dispuso que se mantuviese el pago de dicha cantidad para la representación de esta leyenda, que rememora la victoria de las huestes cristianas en la conquista de Aínsa.

Los consejeros de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, y de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, han asistido a la representación de La Morisma, así como la diputada delegada de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca, Berta Fernández, y una larga de lista de autoridades.

La Morisma 2018. Foto: SobrarbeDigital