Cata de 2019. Foto: Carlos Buetas.

“Una apuesta vitivinícola por las uvas autóctonas, por las personas, por los pueblos y por las tierras de Huesca”. Así define Javier Buil, promotor de los Vignerons de Huesca, su proyecto, que este año cumple tres años. Una iniciativa que surgió para visibilizar y dar a conocer las bodegas pequeñas bodegas artesanales de esta provincia aragonesa, cuya característica común es la calidad de los vinos que elaboran.

El sello Vignerons de Huesca está formado por seis bodegas altoaragonesas: Edra (Ayerbe), Familia Estrada Palacio (Bespén), Clavería Barrabés (La Almunia de San Juan), Sers (Cofita), Alodia (Adahuesca) y El Vino del Desierto (Lanaja). Cada año, desde hace tres, un panel de cata, formado por 24 expertos vinícolas, se reúne en Aínsa para seleccionar las referencias que se incluirán en la nueva carta.

Una clasificación que se podrá disfrutar en 60 establecimientos –10 tiendas gourmet y 50 restaurantes- de la provincia de Huesca, a lo largo de todo un año. “Este año se amplía la carta de establecimientos y tiendas llegando a su máximo, ya que no hay botellas para poder atender a más restaurantes o tiendas con una garantía de tener vino para todos. Algunas referencias van desde las 500 hasta las 2.500 botellas”, ha indicado Javier Buil.

A lo largo de dos días, 20 y 21 de febrero, este panel de profesionales catará 42 vinos. De todas las referencias presentadas, 36 pertenecen a las bodegas Vignerons de Huesca. El número de referencias presentadas va en aumento cada año: 33 (2018) y 41 (2019).

El año pasado se introdujo, como novedad, el compromiso de que cada edición hubiera una bodega invitada y en 2019 fue Bodegas Frontonio, del aragonés Master of Wine, Fernando Mora, quien también formó parte del panel de cata. Además, se determinó que su vino Frontonio Microscópico Garnacha, formara parte de la carta del año pasado.

En esta edición, siguiendo la misma tónica, se ha decidido que la bodega invitada sea El escocés volante, del Master of Wine afincado en Calatayud y amante de la garnacha, Norrel Robertson. Robertson también participa en el panel de este año y presenta dos vinos, uno de los cuales se incluirá, junto a los elegidos, en la carta de 2020. «Serán las puntuaciones de los participantes en el panel las que determinarán qué vino de la bodega de Norrel estará representado en los diferentes restaurantes de la provincia de Huesca», ha detallado Buil.
Como novedad, en esta edición habrá una preselección de cuatro vinos de cuatro bodegas aragonesas, con filosofía vigneron, de cuya votación saldrá la invitada de 2021.

Las elegidas han sido:
-Bodegas Ignius, de Javier Sanz en Almonacid de la Sierra, Zaragoza.
-Bodegas Augusta Bilbilis, de José Antonio Ibarra en Mara, Zaragoza.
-Bodegas Tierra del Maestrazgo, de Antonio Sisqués en Mas de las Matas, Teruel.
-Bodegas FincariaVins–Irur, de Jaume Serra en Arenys de Lledó, Teruel.

Javier Buil ha explicado que cada una de estas bodegas participa, este año, con una referencia, y la ganadora, tendrá la oportunidad de hablar de su proyecto el año que viene ante el panel de cata de 2021 y de presentar dos de sus vinos. Como viene siendo habitual, el panel elegirá el que forme parte de la carta de vinos Vignerons de Huesca, en la próxima edición.

Para Buil, el concepto Vignerons, a la hora de elegir una bodega, se basa en diferentes directrices que “obligatoriamente” han de cumplir, y todas ellas forman lo que Buil llama la triple A: agricultor, artesano y artista. “Las personas son lo más importante en una bodega, son las que se encargan de cumplir todos los pasos del proceso”, ha explicado.

A lo largo de dos días se van a realizar seis catas diferentes: cinco relacionadas con los vinos presentados de los Vignerons de Huesca, y una destinada a catar los vinos de Norrel Robertson y a seleccionar la bodega invitada del año que viene. En esta última, siete personas de las bodegas Vignerons de Huesca se sumarán al panel de cata oficial.

Para realizar estas catas se han formado tres mesas. “A cada mesa le pedimos que gire sus puntuaciones en un ámbito diferente. Hay una primera mesa dirigida por Juanma Gonzalvo, con un giro enológico de la elaboración del vino; una segunda dirigida por Francisco Orós, que busca el análisis y es más técnica; y una tercera, dirigida por Alberto Torres, que la denominamos ‘disfrutones’, que está enfocada al punto de vista del cliente final”, ha manifestado el promotor de Vignerons de Huesca.

A finales del mes de febrero se sabrán los vinos que formarán parte de la carta Vignerons de Huesca 2020. “Los resultados nacen de la composición de puntuaciones de cada una de las mesas que participan en las catas más el histórico de cada uno de los vinos. Algo que hasta ahora no se contabilizaba, puesto que solo teníamos un año de recorrido. Ahora es el momento de introducir una variable, donde la historia de una referencia, en restaurantes, en tiendas, en evolución en la botella, va a pesar en la decisión final. Hay que analizar uno a uno todos los vinos, por mesas, en global, y eso requiere tiempo”, ha explicado Javier Buil.

En cuanto a la consolidación del proyecto, Buil asegura que está “muy contento” con la evolución que está teniendo y que ya se empieza a conocer a nivel nacional. Además, ha indicado que la iniciativa ha influido de manera “positiva” en las ventas de vino de las seis bodegas que lo forman.

“Esta acción, no es solo un panel de cata. Es la formación a restaurantes, el seguimiento, asesoramiento, y después la distribución. A la par, vamos diseñando el panel del año que viene con nuevos vinos, nuevos coupages… Esto conlleva una gran carga de trabajo, pero con un resultado muy gratificante, viendo el interés de los restaurantes de Huesca por querer participar en este ilusionante proyecto. Del mismo modo que nos sentimos muy agradecidos por todas aquellas personas que colaboran con nosotros en el día a día aportando ideas, y haciendo que el proyecto Vignerons sea de todos ellos”, ha concluido Buil.