Artículo de opinión de Enrique Pueyo García
Alcalde del Ayuntamiento de Aínsa
La apicultura como seguridad alimentaria y biodiversidad natural
La apicultura es uno de los oficios más tradicionales que existen en Aragón. Nuestros antepasados prehistóricos ya utilizaban a las abejas para alimentarse hace miles de años. Una actividad ancestral que ha llegado hasta nuestros días con dificultades, pero todavía viva impulsada por personas muy implicadas en su preservación.
En Aragón existen más de 500 apicultores que producen alimentos derivados del trabajo de las abejas. Estos apicultores dedican mucho tiempo y esfuerzo para mantener en condiciones las colmenas donde viven estos maravillosos animales. Sin embargo, estos profesionales cada vez se encuentran con más dificultades para persistir en este bonito oficio. La avispa asiática es uno de los últimos riesgos a los que se enfrentan en nuestra comunidad, y que está haciendo estragos en algunas zonas. Deberíamos ser conscientes toda la población de esta especie invasora que tanto perjudica a nuestras abejas, ya que todos podemos ayudar a controlar la dispersión de este tipo de avispas, que en algunos casos está comprometiendo la viabilidad de las explotaciones apícolas, a la par que constituye un importante riesgo para la salud pública.
La utilización de insecticidas y otros productos químicos de amplio espectro también son una amenaza para este llamativo animal.
Hay otras amenazas importantes, como es la importación de miel de otros países con menores costes y estándares de calidad. Lo que deprecia el precio de la miel local, ya que los precios de venta son poco competitivos en comparación con esos productos.
Por otro lado, como en muchos oficios, encontramos la dificultad de la falta de relevo generacional. O desde las administraciones apoyamos la incorporación de profesionales al dulce mundo de las abejas o dejará de existir la figura del apicultor. No solo por la necesidad de dar continuidad a este oficio, pensando además que la implantación de nuevos apicultores incrementa las posibilidades de asentar población en el mundo rural. La mayoría de apicultores vive y desarrolla su proyecto de vida en pequeños núcleos de población. Cuando se habla de medidas para frenar la despoblación, aquí tenemos otra oportunidad a implementar.
Algunas de las iniciativas que se están desarrollando en nuestra comunidad autónoma son dignas de mención. En el ámbito de la investigación, de la creación de oportunidades, en la exportación de productos, en el desarrollo de negocios, etc. Deberían estudiarse, porque han conseguido diversificar un empleo que les proporciona un modo de vida digno en el mundo rural, en el que hay pocas oportunidades.
Es el turno de las administraciones, es el momento de apostar por un sector que necesita de fondos públicos para su pervivencia y desarrollo. En otros sectores ya existe ese apoyo, por lo que ayudar a los apicultores en Aragón es completamente viable. Hace falta fondos y escucha activa a los profesionales. Facilitar el acceso a la formación, a compartir conocimiento entre apicultores y a la creación de pequeños grupos con intereses afines que colaboren entre ellos.
También desde la administración se debe realizar un trabajo educativo de concienciación a la población sobre la importancia de la apicultura.
Las abejas son primordiales para la supervivencia humana en la tierra. Sin abejas la polinización se vería muy comprometida, con el consiguiente riesgo de pervivencia de los seres vivos, especialmente el ser humano. La población debería ser consciente de la importancia de estos insectos clave en la seguridad alimentaria y la biodiversidad natural.
Enrique Pueyo.