- EL 10% de la población, está garantizando el agua, el oxígeno y los recursos agrícolas y ganaderos al resto de la sociedad. Es imperativo proteger ese 10% de población, que gestiona el 70% del territorio a escala nacional.
La problemática de la convivencia de grandes carnívoros en el Pirineo con actividades tradicionales como la ganadería y la caza en esta zona de montaña, no es algo reciente, lleva años sufriéndose en este territorio, si bien parece que sólo existe cuando algún episodio resulta más mediático, como ha ocurrido en fechas recientes.
ADELPA ha adoptado varias resoluciones en relación a esta problemática, como la de su Asamblea General de 2019, en la cual alertaba de la necesidad de poner en la balanza si la biodiversidad que pudieran aportar los osos traídos de Eslovenia en el Pirineo, podía compensar la desaparición de la ganadería y otras actividades y el abandono total de la gestión más efectiva y única que se lleva a cabo en este vasto territorio, que es, en su mayor parte, un desierto demográfico.
Asimismo, debemos ser conscientes de que los ganaderos, primeros grandes afectados por esta situación, y a los que nadie hasta el momento ha proporcionado una solución, son los grandes garantes de la gestión de ese territorio, y su actividad es única para prevenir incendios forestales, permitir que sus bosques sigan generando oxígeno para la mayoría de la población, para garantizar recursos alimentarios que pueden ser vitales en cualquier situación de crisis mundial en el mundo globalizado en que vivimos, y para asegurar la resiliencia de grandes territorios frente al cambio climático.
En definitiva, la pérdida de la ganadería extensiva supone una pérdida de la biodiversidad del territorio.
Por otra parte, la caza tradicional que se practica en zonas rurales y de montaña como el Pirineo, es una actividad regulada de forma exhaustiva, a la que se exige garantizar una gestión cinegética sostenible sobre el territorio. Una gestión que resulta imprescindible para el control de ciertas especies cuya proliferación debida entre otros motivos al cambio climático, puede provocar desastres medioambientales y sanitarios a gran escala, de los cuáles la sociedad también debe ser consciente.
No en vano, en muchos países de Europa la Administración está incluso pagando para el control de especies como el jabalí, que también en el Pirineo lleva años amenazando con convertirse en un serio problema para el equilibrio de algunos ecosistemas y especies en peligro de extinción, y en un riesgo sanitario para las personas.
Por todo esto, y como ya se ha reivindicado por parte de ADELPA en otras ocasiones, consideramos que es necesario considerar la creación de un Foro de entendimiento y diálogo, integrado por asociaciones de ganaderos, agentes sociales, entidades locales de las zonas afectadas por la reintroducción (reintroducción que en su día se hizo de forma unilateral por parte de Francia) de grandes carnívoros y el Gobierno de Aragón, para llegar a acuerdos sobre cómo gestionar su territorio, ya que se está comprobando que las medidas actuales de convivencia no están funcionando, y las consecuencias pueden ser irreversibles para el mantenimiento de las actividades económicas actuales (ganadería, agricultura) y para el asentamiento de población en el medio rural.
Como ya se ha reivindicado en otras ocasiones por ADELPA, consideramos que sería también necesario garantizar el seguimiento de la ubicación de estos grandes carnívoros, tanto con medios propios (guardas, cámaras, etc.) como siendo conocedores de su situación en tiempo real por medio de geolocalizadores.
Si este sistema de control hubiera sido efectivo actualmente, quizá se hubiera evitado el desgraciado suceso del pasado 29 de noviembre, en el que una osa resultó muerta, en el Valle de Bardají.