Fuente: Club de Montaña Nabaín.

La luna, que está casi llena, proyecta nuestras sombras contra la inmensa ladera pétrea, según explica Juan Rodríguez Bielsa.

La temperatura es agradable a pesar del calor que ha hecho por el día, y nos permite subir ligeros por esta por esta inclinada ‘lenera’ caliza, que nos recuerda que fue un lecho marino, mostrándonos de vez en cuando pequeños fósiles. Abajo, con una tenue luz, Ascaso reposa con sus casas alineadas sobre el estrecho filo de la montaña, como si fuera un tren que quedó varado sin poder marchar a la emigración como hicieron muchos de sus habitantes.

Este año hemos querido celebrar el Día del Club de Montaña Nabaín con actividades durante todo el fin de semana, que arrancan con esta ascensión nocturna -con posterior vivac bajo la luna- a la cumbre de ese mismo nombre. Más de treinta caminantes nocturnos -jóvenes y mayores-, a los que por la mañana se unirán otros compañeros, andando o corriendo, hasta el medio centenar, nos dirigimos a ese excelente mirador de Sobrarbe y de las montañas de Ordesa.

Pronto llegamos al cortado sobre Latre que, como atestiguan las luces de los pueblos de la ribera del Ara, no se convirtió en acantilado del “mar” con que una presa amenazaba a Jánovas. Seguimos hasta la cumbre (1.800m), descubriendo cada vez más y más puntos de luz de Boltaña, Aínsa, Laspuña, Buerba, Yeba,…y de decenas y decenas de pequeñas localidades de Sobrarbe, e incluso los resplandores de los núcleos del lejano Somontano. Los perfiles de las montañas chocan con el brillo de estrellas atenuadas por la luna.

Una suave brisa mecerá nuestro sueño hasta que la belleza del amanecer nos haga abrir los ojos y contemplar como el sol se asoma, despacio, entre el Posets y los Eristes. Desayunamos tranquilos. Algunos compañeros se bajan a trabajar. Y esperando a los que suben visitamos el arco natural que conforma uno de los contrafuertes de Nabaín hacia Poniente. Cuando llegan como en la perdida romería que realizaban aquí en estas fechas los pueblos del entorno, celebramos, con torta y risas, este encuentro en la cima. Haremos un pequeño homenaje al desaparecido José Ramón Monclús, promotor desde el Club Nabaín de muchas actividades montañeras; y dejaremos un libro de cumbre, para recordarle y para recoger las impresiones de quienes aquí ascienden.

El descenso se realiza en varios grupos, por varias rutas. Hacia Jánovas, hacia Ascaso, o hacia Latre, por el recientemente reacondicionado paso de la faixana Gergorio -que desciende vertiginosa, y con espectaculares vistas, hacia el congosto que dibuja el Ara entre Nabaín y la sierra de Silves.

Un baño en las pozas de Jánovas nos quitará el calor que se ha ido haciendo presente en el ultimo tramo de este recorrido de más de mil metros de desnivel. Los boleros, tangos y rancheras de Los Boltancheros – grupo del que forman parte algunos integrantes del club- nos recibe en la Casa del Pueblo de Jánovas, el local social de los vecinos de esta localidad, a donde han acudido un buen número de nuevos compañeros. Allí comeremos la rica paella que han preparado, bailaremos, charlaremos y celebraremos que un año más estamos juntos y disfrutando de la naturaleza y del montañismo.

Algunos amigos del Club Atlético Sobrarbe, de Gratal, Canciás o Juventud Pelaire nos acompañan en esta fiesta que continuará al final de la tarde en la feria de música y luthiers Pirenostrum de Boltaña. Unas noventa personas hemos participado en unas u otras iniciativas. Pero esto no acabará así. Al día siguiente, como remate, celebramos una jornada de convivencia barranquista, con treintena de participantes. Lo contaremos en el siguiente capítulo.