Alrededor de cuarenta personas, entre pequeños y adultos, pudieron disfrutar el pasado sábado, dentro de las actividades infantiles/familiares y de naturaleza del Club de Montaña Nabaín, de la jornada de revisión de cajas nido y de las explicaciones de David Carpi sobre los descubrimientos que fuimos viendo en ellas, según cuentan en su crónica montañera D.Carbonell, B:Lozano y J.R.Bielsa, respectivamente.

De las 16 cajas que fabricaron e instalaron en el entorno de Margudgued los participantes del taller que organizamos desde este club sobrarbés el pasado mes de septiembre, 15 de ellas han sido ocupadas por herrerillos y carboneros comunes para reproducirse esta primavera.
Pudimos ver los diferentes estadios del periodo de reproducción de estas dos especies: construcción del nido, incubación y polluelos recién nacidos. Fue muy gratificante ver la cara de asombro y satisfacción de los peques al ver que sus cajas habían sido utilizadas con tanto éxito por estas pequeñas aves.
Por otra parte les explicamos lo extraordinario de que pudieran ver este proceso tan de cerca, ya que la fauna salvaje nunca se debe tocar ni manipular, a no ser que sea por profesionales con la formación y conocimientos necesarios para hacerlo, como es el caso de David Carpi, que además de ser Agente para la Protección de la Naturaleza y fundador de la asociación naturalista Tyto, ha instalado más de 350 cajas nido en el Sobrarbe, realizando la revisión para el censo de especies que las ocupan en época de cría, y el mantenimiento y limpieza cuando este termina, teniendo los conocimientos necesarios para generar el mínimo estrés a las aves que las habitan.
Y para terminar esta gran jornada de naturaleza y conocimientos, nos unimos a la comida organizada por la Asociación de Vecinos y Amigos de Margudgued en motivo de sus fiestas, que además incluyeron está actividad en su programa.
Los jóvenes de la sección de barranquismo realizaron el mismo día la primera de las salidas promocionales de la temporada de esta modalidad deportiva, que daba continuidad al curso desarrollado en semanas anteriores. Una docena de deportistas se dirigió al barranco de Palomeras de Fornocal, en la localidad de Colungo, corazón de la Sierra de Guara, en una salida en la que el compañerismo se respiró desde el primer momento hasta el último rápel.

El barranco, como siempre, no defraudó. Palomeras de Fornocal es de esos lugares que te atrapan por lo estético. Sus estrecheces juegan con la luz de una forma mágica, creando contrastes que invitan a parar y mirar. Rincones donde el sol se cuela tímidamente entre las paredes, dibujando reflejos sobre la roca húmeda y haciendo que cada paso sea casi fotogénico. El agua, escasa pero presente, añadió ese toque refrescante que tanto se agradece cuando el calor empieza a apretar. Y aunque el caudal no era alto, la emoción estuvo asegurada con algún destrepe juguetón y varios pasajes técnicos que animaron la jornada.
Mientras los veteranos se dividían en varias actividades. Una docena se dedicaban a recorrer los caminos de Nabaín y del barranco de Cañimars para limpiarlos, acondicionarlos y marcarlos y para portear material para los puntos de avituallamiento y control de la carrera O Viento Rondador, que se celebrará el día 10 de mayo.
Y varias decenas participaban, junto a compañeros del Club Atlético Sobrarbe, en una ruta por las aldeas de Muro de Roda -que tuvo como guía el libro sobre la vida en ellas de Rafael Bardají-. Ministirio, A Corona o A Lezina formaron parte de este recorrido que culminó en Muro, participando en el festival ‘La Fueva viva’, que reivindica un futuro sostenible para este valle y municipio sobrarbés.