Chucho Valdes. Foto: Jaime Oriz.

El legendario Chucho Valdes entregó anoche uno de esos conciertos tan especiales que Pirineos Sur ofrece todos los años: una celebración del 50 aniversario del nacimiento de la banda cubana Irakere, que marcó un antes y un después en el jazz latino, por su magistral fusión con la música afrocubana. Y con esa mezcla de sonidos tan del festival, arrancaron Goxua’n Sala, con un memorable y disfrutable show con sus temas propios y sus versiones en clave de salsa y en euskera.

El pianista cubano, que ya suma 82 años, recibió por la tarde en el propio Anfiteatro el premio Pirineos Sur en la modalidad ‘Música e integración’, entregado por la Diputación Provincial de Huesca. Una carrera llena de hallazgos musicales le avala. Y con esa misma predisposición se presentó por primera vez en el escenario flotante de Lanuza: con pleno vigor y con la fuerza de alguien que es un apasionado de su trabajo.

Chucho Valdés recibe el premio Pirineos Sur en la modalidad ‘Música e integración’, entregado por la DPH. Foto: Jaime Oriz.

La grandeza de Irakere quedó plasmada en un concierto de hora y media en la que rescataron algunos de los temas que hicieron famosa a la banda (“Mozart a la cubana”, “Estela va a estallar”), pero también hubo espacio para algunos temas de cosecha propia (“Zanaith”, “Congadanza”). El cubano estuvo soberbio tanto en su faceta como pianista o como capitán de una banda de lujo que incluía a: José A. Gola (bajo eléctrico y acústico), Horacio Hernández (batería), Roberto Jr. Vizcaíno Torre (percusión), Eddie de Armas Jr. (trompeta), Osvaldo Fleites (trompeta), Luis Beltrán (saxofón), Carlos Averhoff Jr. (saxofón), hijo de un antiguo miembro de Irakere ya fallecido, y Ramón Álvarez, en la voz.

Pirineos Sur. Foto: Jaime Oriz.

Para los primeros compases del concierto, la banda se acercó más a ritmos africanos y, mientras avanzaba el show, el son caribeño fue adueñándose del espíritu del público, que acabó rendido a “Bacalao con pan” y “Siento un bombo”. Con esta actuación, Pirineos Sur salda este año una cuenta pendiente con otra de las estrellas indiscutibles de las músicas del mundo.

Pero el ambiente ya había entrado en calor con la actuación de Goxua’n Salsa. La orquesta colombiano-navarra interpretó en euskera salsa clásica inspirada en las décadas de los 60, 70 y 80 de Nueva York, Colombia y Puerto Rico. Y nada más sonar una introducción y comenzar el show con “Valor de uso”, las primeras filas comenzaron a bailar al son de la banda. En pareja, sueltos; igual daba. La salsa produjo su efecto festivo y desinhibidor.

Gouxa’n Salsa. Foto: Jaime Oriz.

La banda de trece músicos (vientos y percusión), más una cantante de tremendo carisma, armaron un concierto en el que no hubo descanso. “Juego de amor”, “Ezer ez da Betiko”, “Errotari”… fueron subiendo la temperatura hasta que, con su versión de “Devórame otra vez” de Lalo Rodríguez, reventaron los termómetros, con una fiesta en la pista del anfiteatro.

La vida de Sílvia Pérez Cruz

Sílvia Pérez Cruz regresará esta noche al Valle de Tena el viernes 26 (ya se subió en 2019, junto a Toquinho y Javier Colina). La catalana es uno de los grandes nombres de la canción de nuestros días. Se ha formado en la tradición latinoamericana, en el jazz y en música clásica, pero su propuesta no se puede encasillar en un sonido único, como demuestra su último disco, “Toda la vida, un día”, publicado el año pasado. Abrirá la noche otra gran voz femenina: Maro. Participar en la edición 2022 de Eurovisión supuso un impulso a su carrera, pero esta compositora portuguesa ya compuso su primer tema a los 11 años y su carrera profesional comenzó a los 19. Se graduó en el Berklee College of Music en 2017 y se mudó a Los Ángeles, donde lanzó seis álbumes compuestos y producidos por ella misma. Su último lanzamiento fue el año pasado, “Hortelã”.

Por otro lado, mañana sábado compartirán protagonismo los nuevos y los tradicionales sonidos latinos con las actuaciones de La Lulu y Grupo Niche. Estos últimos son toda una institución de la salsa hecha en Colombia. Sus canciones, rebosantes de ritmo y romanticismo, han marcado a varias generaciones. A lo largo de más de cuatro décadas, desde que Jairo Varela y Alexis Lozano fundaran la agrupación en 1979 en Bogotá, han publicado más de treinta discos y vendido dos millones, han ofrecido cuatro mil conciertos en treinta países, han alistado en sus filas a más de trescientos músicos y han obtenido innumerables reconocimientos. La Lulu nació en Cali (Colombia), pero se forjó en las calles de Nueva York y se presenta como un crisol de influencias que abarcan desde el hip-hop hasta la cumbia. Este eclecticismo musical se refleja en su última creación, “Suena La Lulu”.

La última jornada del festival, el domingo 28 de julio, al igual que sucedió hace cinco años, estará protagonizada por una de las artistas latinoamericanas más relevantes que han surgido en los últimos años: Mon Laferte. La chilena, siempre en búsqueda de nuevos estilos y ritmos, regresará a Pirineos Sur para presentar su último trabajo, “Autopoiética”, publicado a finales del 2023. Antes del cierre, será el turno de Marilia. La música de la compositora canaria se caracteriza por su sencillez y belleza y otorga cualidades sanadoras a canciones que carecen de artificio. Su primer disco, “Prenderé Una Velita” (2023), es un canto a la esperanza, a la cura, al olvido y al amor.

Sobre Pirineos Sur. La historia

Hace 31 años la Diputación de Huesca ponía en marcha el Festival Pirineos Sur, un punto de encuentro entre continentes, culturas y sonidos, que ya en sus primeras ediciones se convirtió en la referencia nacional de su género musical antes de que en España se hablara de multiculturalidad o globalización. Es también una apuesta por potenciar el turismo cultural en la provincia de Huesca

Tras tres décadas conserva la filosofía que lo vio nacer. El Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur ha recorrido musicalmente casi todo el mundo. Músicas y culturas provenientes de los cinco continentes y ediciones monográficas dedicadas a los creadores de diversos países, regiones y movimientos musicales.

Un festival de postal

Sin duda, uno de los grandes alicientes de Pirineos Sur, volverá a ser no solo la propuesta musical, sino en el entorno donde se ubica: un espacio natural privilegiado. En el corazón del Valle de Tena, en pleno Pirineo aragonés, las serenas aguas de las 116 hectáreas del pantano de Lanuza reflejan la imponente montaña de la Peña Foratata, un gigante de 2.321 metros de altura. Su figura se convierte en el telón de fondo de un escenario que flota sobre estas aguas y donde cada tarde puede disfrutarse de la bella estampa de la puesta de sol como antesala de los espectáculos musicales.

Además, para mayor comodidad de los asistentes, el anfiteatro cuenta con un aforo máximo de 4.900 personas y está dividido en tres: un espacio con gradas de piedra, un foso a orillas del pantano donde bailar en primera fila y sin agobios y, por último, una balconada superior donde disfrutar de la experiencia con visión panorámica.

El festival está flanqueado por dos de los pueblos más bellos del Valle de Tena. Por un lado, Lanuza, la encantadora pedanía “rescatada” bajo las aguas del embalse; y por otro, el emblemático Sallent de Gállego, lleno de vida y típicos caserones de piedra. Senderismo entre cascadas, piragua o paddel surf en el propio pantano, quads, vías ferratas o paseos a caballo, cualquier actividad es posible como alternativa a completar cada fin de semana, incluso en familia. Y todo ello acompañado de una diversa oferta de gastronomía de altura que cuenta con restaurantes con soles Repsol.