La Diputación Provincial de Huesca quiere reconocer con la máxima distinción medioambiental los estudios científicos sobre los efectos del cambio climático en las cuevas heladas, que se encuentran en claro riesgo de desaparición con la consiguiente pérdida de toda la memoria climática contenida en el hielo y anulando, al mismo tiempo, la capacidad de plantear cualquier estrategia de gestión.
Esta propuesta para el XXI Galardón Félix de Azara tiene en cuenta la novedad de la investigación en un ámbito que la Ciencia apenas había analizado antes y también de las conclusiones que aporta de este geosistema propio de alta montaña, único prácticamente en la Península Ibérica.
Aunque el resultado se ha hecho público recientemente, un grupo de científicos e investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y la Universidad de Zaragoza lleva más de una década en esta tarea que deja constancia de la “valiosa información de las condiciones ambientales y climáticas de los últimos 6.000 años, del retroceso acelerado que están sufriendo las masas heladas y su contribución a los avances en las ciencias naturales”.
Son las principales aportaciones que se han tenido en cuenta para la concesión del Félix de Azara en un texto planteado conjuntamente por los cuatro grupos políticos de la DPH (PSOE, PP, PAR y Cambiar).
Las cuevas heladas son cavidades formadas en un sustrato rocoso que contienen acumulaciones perennes de agua en estado sólido, en forma de nieve o hielo. Los Pirineos y algunos sectores de la cordillera cantábrica son los únicos entornos en los que hay constancia de su presencia y “conocer la evolución de la temperatura en las cuevas es especialmente interesante para evaluar los periodos y tasas de fusión del hielo como consecuencia del cambio climático global que afecta notablemente a estas zonas”, tal como recoge la propuesta que se presentará el próximo martes en la Comisión de Desarrollo y Medio Natural para su aprobación en el Pleno de esta misma semana.
El trabajo se ha desarrollado en varias cuevas singulares que se distribuyen a lo largo de todo el Pirineo altoaragonés y son, a la vez, parte de la belleza oculta y misteriosa de las montañas: la denominada Cueva Helada A294 (Macizo de Cotiella); la Gruta Casteret (Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido) y varias cuevas en la Faja de los Sarrios -Sarrios 1, Sarrios 5 y Sarrios 6-; la Cueva de Soaso (Macizo de Tendeñera); la Cueva de Somola (Macizo Collarada); las Cuevas A-70 y S-10 (Macizo Lecherines) y otras cavidades que se irán incorporando al inventario de cuevas heladas estudiadas.
Para la Diputación que este año dirige su mirada al ámbito científico y de la investigación, también ha sido importante el hecho de que los estudios ya realizados pueden ayudar a plantear diferentes escenarios de cara al futuro próximo en el contexto actual de calentamiento global, es decir, que el conocimiento de las condiciones climáticas del pasado resultan de alto interés en el estudio del clima futuro.
Contribuyen, por un lado, a conocer la evolución reciente y la situación actual, pero además permiten el análisis de las causas del cambio que se está experimentando y anticiparse a las consecuencias y repercusiones y, en la medida de lo posible, a poder actuar desde diferentes ámbitos.
La investigación llega de la mano de científicos como Ana Moreno, Carlos Sancho, Ánchel Belmonte, Miguel Bartolomé, María Leunda y Belén Oliva, del departamento de Procesos Geoambientales y Cambio Global del Instituto Pirenaico de Ecología – CSIC y del departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza. Coinciden en que las cuevas heladas requieren de una atención investigadora urgente. Teniendo en cuenta el retroceso acelerado en el volumen de estas masas de hielo que conllevaría a su desaparición en pocos decenios habrán desaparecido.
Ángel Belmonte. Foto: SobrarbeDigital
También han colaborado en esta labor otros investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología y la Universidad de Zaragoza, así como del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y de diferentes universidades como la Autónoma de Madrid, Innsbruck (Austria), Minnesota (EEUU), Berna (Suiza) y numerosas personas de grupos espeleológicos que trabajan en el Pirineo.
Un historia de más de dos décadas
Han pasado más de dos décadas desde que la Diputación de Huesca reconoció con el primer Galardón Félix de Azara el esfuerzo realizado por Santiago Pena, el último morador de L’Estall, que decidió hacer del medio natural su forma de vida cuando el resto de sus habitantes emigraban fuera de este pequeño pueblo entre las provincias altoaragonesa y de Lérida.
Desde aquel momento también han recibido este reconocimiento la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, Prames, David Gómez Samitier, Peña Guara, los sindicatos Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores Aragón, la Fundación Ecología y Desarrollo, el Instituto Pirenaico de Ecología, Adelpa, Julio Rafael Contreras, la sociedad Expoagua, José Antonio Adell y Celedonio García, la sociedad Hospital de Benasque, Severino Pallaruelo y Eugenio Monesma, la asociación de Ganaderos de la Alta Ribagorza, el Geoparque de Sobrarbe, la Fundación Once Aragón, el ornitólogo Joaquín López Pardo, la Fundación Historia Natural de Argentina y hace unos meses hicieron lo propio los colonos de la provincia.
También se acaba de lanzar una nueva convocatoria de premios, becas y ayudas a la edición destinados a reconocer el trabajo que día a día desarrollan personas, empresas, asociaciones o centros educativos para legar a la sociedad altoaragonesa el inmenso recurso que es el medio ambiente en esta provincia.