La meteorología obligó a los integrantes del Club de Montaña Nabaín y del CAS a recortar el recorrido por los puertos de Pineta y Estaubé, según explica en su crónica Juan Carlos Somolinos.
El sábado 31 de agosto, con la meteorología incierta, salimos sobre las 8 de la mañana de la pradera del Valle de Pineta nueve amigos y amigas del Club de Montaña Nabaín y el Club Atlético Sobrarbe para realizar la travesía circular Valle de Pineta, Puerto de la Lera, Brecha Tucarroya, Lago de Marboré, Valle de Pineta.
Otros cinco compañeros saldrían un par de horas más tarde para ascender directamente al Lago de Marboré donde nos juntaríamos para almorzar todos juntos. La realidad fue que la lluvia y la niebla no nos dejaron completar nuestros planes.
El primer grupo consiguió ascender bajo lluvia intermitente al Puerto de la Lera también llamado Puerto Nuevo de Pineta, situado a 2.460m de altitud y unos 1.200m de desnivel. El segundo grupo no inició la excursión pues la lluvia estaba presente desde el inicio de la marcha.
Comenzamos nuestra andadura atravesando el tupido bosque de la cabecera del Valle de Pineta. Seguidamente surcamos el paraje conocido como el Felqueral (llamado así por la cantidad de helechos que tapizan sus laderas) desde donde contemplamos las espectaculares Cascadas del Cinca. Continuamos por el camino compartido en su primer tercio con el Balcón de Pineta hasta llegar justo bajo las murallas que conforman el Pico Pineta con La Punta El Garién donde un cartel nos indica que debemos de dejar nuestra orientación norte para dirigirnos hacia el este. Entre las nubes, de vez en cuando, aparecen las cumbres escarpadas de estos dos picos y alguna manada de juguetones sarrios.
Es casi justo al final cuando ante nosotros aparece la enorme ladera de piedra menuda y suelta que le da nombre al Puerto de la Lera. No sin gran esfuerzo y algún que otro resbalón superamos los últimos metros de desnivel hasta el mismo puerto, flanqueado por las paredes verticales de la Punta El Garién, también llamado Pico El Forcarral, por donde trascurren algunas vías de escalada clásica abiertas por los mismísimos Henry Brulle y Celestin Passét por el año 1894 o de los hermanos Ravier en la década de los años cincuenta del siglo pasado, vamos, pura historia del pirineísmo.
A pesar de las inclemencias meteorológicas la temperatura fue agradable hasta llegar al Puerto después de 2 horas y 40 minutos de marcha, justo en el momento en el que las nubes bajaron apoderándose del lugar y el viento y la lluvia se intensificaran dejando un ambiente recio pero a la vez evocador. Tan solo unos instantes pudimos contemplar la cabecera del bello valle de Estaubé y los collados que dan paso al vecino circo de Gavarnie.
Con frío, chipiados, y tras consultar la previsión de lluvia intensa para la próxima hora y media, tomamos la decisión de no continuar hacia la Brecha de Tucarroya y volver sobre nuestros pasos.
Tras 50 minutos descendiendo la lluvia se calma y las nubes despejan el sendero. Algún tibio rayo de sol se cuela entre las nubes y aprovechamos para quitarnos la ropa de abrigo y los chubasqueros. Con tiempo de sobra para el regreso decidimos alargar la vuelta pasándonos a visitar la Cascada del Cinca que baja con un caudal importante después de las lluvias de los últimos días. Este será nuestro sitio para almorzar. Como siempre que nos acompaña Chusé tenemos torta y chocolate asegurados para el postre. Como ahora el tiempo acompaña seguimos alargando el descenso tomando el desvío por el camino de Montaspro que lleva desde el Felqueral hasta los Llanos de Lalarri para luego bajar por el camino de las cascadas a la Pradera de Pineta.
Aunque sin cumplir el objetivo inicial a nadie se nos ha quedado “mal sabor de boca”, por ello, y después de 7 horas de marcha y casi 1.400m de desnivel, celebramos con unas cervezas este estupendo día en la montaña. Algún día volveremos para completar la ruta.