Ruta infantil. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

Los más jóvenes del Club de Montaña Nabaín realizaron, el pasado fin de semana, una ruta por la ribera de los ríos Ara y Sieste. Con el hilo conductor de la identificación de huellas e indicios de animales niños y niñas de entre 5 y 11 años, acompañados por sus mayores hasta llegar a las 35 personas, disfrutaron de esta actividad, que sin duda sirvió para crear afición por las actividades en la naturaleza, según explica en su crónica Elena Granados. 

Cuando convergen la motivación e ilusión por enseñar, junto con la curiosidad, la alegría y las ganas de aprender, se viven jornadas como la del pasado domingo. De la mano de Lean, guía de montaña y naturaleza y fundador de la empresa LargosKMS, peques y adultos del Club de Montaña Nabaín, fuimos aprendiendo a reconocer los rastros y señales que la fauna con la que compartimos el hábitat va dejando a su paso. Todo ello, unido por el hilo conductor de la leyenda del Gran Bosnerau (conocido como “El Yeti”, en otras montañas del mundo); un ser mitológico, habitante originario de nuestros montes e íntimamente relacionado con el pastoreo y los montañeses.

Ruta infantil. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

Dieciséis niños y niñas, y otros tantos adultos, nos pusimos en marcha, para observar y aprender sobre rastros y huellas, y, ver si, con un poco de suerte, éramos capaces de encontrar al misterioso Bosnerau.

El taller se desarrolló a lo largo de la ribera del río Ara y sus bosques aledaños y constó de varias paradas en las que se llevaron a cabo distintas actividades, en las cuales, no solo la vista, sino también otros sentidos, como el tacto y el oído, fueron importantes herramientas para el aprendizaje.

Ruta infantil. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

Las niñas y los niños exploraron por sendas y caminos, se adentraron en el bosque y poco a poco fueron descubriendo numerosos tesoros y secretos escondidos: huellas, huesos, fósiles de seres ya extintos, nidos de pájaros carpinteros, plumas… ¡Cada descubrimiento era una aventura; un hallazgo emocionante! El medio natural se había convertido en el patio de recreo y cada cosa aprendida nos fue llevando a desvelar el secreto que ocultaba al gran Bosnerau.

Tras el positivo balance de esta jornada, llena de aprendizajes y risas, solo podemos reconocer el trabajo de las personas que, de forma altruista, han colaborado para que haya sido posible; así como agradecer a los niños y niñas del Sobrarbe y a sus familias y amistades, la ilusión y buena acogida con la que participan en las actividades que, desde el Club de Montaña Nabaín y sus distintas secciones, organizamos y seguiremos organizando.