Foz de la Canal. Fuente: Club de Montaña Nabín.

Siguiendo con las actividades organizadas por el Club de Montaña Nabaín, se realizó el pasado sábado otra salida barranquista. En esta ocasión fue la Foz de la Canal, en su tramo inferior, el elegido. Se trata de un barranco de cierta envergadura, que consta de cinco rápeles de entre veinticinco y cuarenta metros de largo, que requiere atención, según cuentan en su crónica Enrique Caminos y Juan R. Bielsa.

Situado a pocos kilómetros de Bielsa, dejamos los coches en un pequeño terreno al pie de carretera donde empieza la pista que nos lleva hasta el barranco. Ascendiendo durante una media hora se llega hasta un sendero que baja hasta la cabecera.

Con el cielo algo nublado y una agradable temperatura de unos veinte grados, una docena de barranquistas iniciamos el ataque al primer rápel, de unos veinticinco metros. El caudal, más que respetable para lo que es habitual, resulta perfecto para el desarrollo del descenso.

Foz de la Canal. Fuente: Club de Montaña Nabín.

Con la roca resbaladiza, varios destrepes, toboganes, vamos realizando los diferentes rápeles, a cual más bonito, alguno más arrampado que otro, hasta que llegamos al penúltimo, de unos cuarenta metros, desde el cual pudimos disfrutar de unas vistas realmente impresionantes del valle que se abría ante nosotros. Al principio aparecen algunos nervios, para después, poco a poco, disfrutar del descenso. Inmediatamente se accede al último rápel que es el más estético, bonito, encajonado, casi salvaje, de todo el barranco y que nos lleva al final del recorrido. Un sendero que sigue por el río nos lleva directamente a la carretera, a pocos metros de donde hemos dejado los coches.

Foz de la Canal. Fuente: Club de Montaña Nabín.

Se trata realmente de un barranco agreste, con bastante vegetación y abundante agua, que hace más que bonito y emocionante el descenso. Llegados ya a los coches, fuera los neoprenos, hidratados, con algo para picar, entre risas y algo de jamón, comentamos la jornada, de la cual todos disfrutamos, tanto los veteranos como los novatos, que nos quedamos con ganas de más.

En la misma jornada una veintena de compañeros del Club de Montaña Nabaín realizaron una salida circular por el macizo de Bachimala. Mil metros de desnivel y once kilómetros desde el Forcallo, en el valle de Viadós, hasta llegar al cuello de La Gatera (2528m.), que une Punta Sabre y la Señal de Viadós, sirvieron para conocer, de la mano del naturalista Benito Campo, la flora de alta montaña y sus estrategias de supervivencia en este terreno hostil.

Macizo de Bachimala. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

La montaña estaba espectacular, con nieve reciente en Lardana/Posets y las más altas cumbres; y con una floración algo más retrasada que en los años anteriores, pero ya abundante en el fondo de los valles. El retorno se realizó por Añes Cruces para llegar de nuevo al refugio de Viadós y a los coches.

Macizo de Bachimala. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

Al final de la jornada, un grupo y otro, pudimos disfrutar de la charla ‘Los pastores escaladores del Turbón’ que organizaban el club sobrarbes Nabaín y el Ayuntamiento de Boltaña en el marco de la Feria del Libro Pirenaico. Eloi Saula -autor del volumen ‘El Turbón, la montaña de los pastores’-, reivindicó en ella las actividades de dificultad realizadas -no siempre con un objetivo práctico- por los habitantes del entorno de esta montaña ribagorzana. Con él supimos que la llamada de la roca no vino de fuera y que ya hubo aquí montañeros-montañeses desde siempre.