Foto: santuario de Torreciudad.
Ignacio Mirón, maestro con 34 años de experiencia docente, y Luis Ramón Quesada, un auditor financiero con 24 años de ejercicio profesional, fueron ordenados sacerdotes y cambian su trabajo profesional por “una radical entrega a Jesucristo y a la evangelización”, como les pidió monseñor Javier Echevarría, obispo y prelado del Opus Dei, en una ceremonia celebrada,, este domingo, en el santuario de Torreciudad..
El madrileño Ignacio Mirón, de 56 años, y Luis Ramón Quesada, auditor granadino afincado en Jaén, de 49 años, ven la ordenación “como un nuevo modo de seguir ayudando a las personas”. Mirón dijo que “mi función será sacerdotal, no de dirección o docencia, con una misión principal como es la de facilitar los sacramentos”.
Por su parte, Quesada pidió a sus familiares y amigos su oración para “ser un sacerdote santo, auténtico y genuino, que pasa de auditar empresas a ayudar, acompañar y alentar a tantos que necesitan consuelo y misericordia”. Ambos se acogieron a la intercesión de san Josemaría Escrivá para desarrollar un ministerio sacerdotal “lleno de alegría y disponibilidad”.
El obispo consagrante Javier Echevarría les pidió ser “testigos de Dios que perdona y abraza, buenos pastores que acompañan, como destaca el Papa Francisco”. El prelado del Opus Dei encareció a los fieles participantes en la ceremonia a “pedir por la santidad de todos los sacerdotes, para que sean eficaz ayuda en la llamada universal a la santidad”.
Monseñor Echevarría destacó “la responsabilidad personal de los bautizados para ser sal y luz y mediadores entre todos los hombres, para ayudarles en su caminar, a veces tan duro”. Sugirió también acudir a la intercesión de Álvaro del Portillo, “que siempre acogió toda ayuda que se le pidiera”, y que será beatificado el 27 de septiembre en Madrid.
La experiencia profesional de los nuevos sacerdotes es dilatada. Ignacio Mirón ha trabajado en Chicago con grupos de chicos en riesgo de exclusión social, a través de Midtown Center, iniciativa social del Opus Dei, “donde aprendí mucho y compartí lo que el Papa Francisco nos plantea a todos con las periferias”.
Luis Ramón Quesada es el mayor de cuatro hermanos, uno de ellos también sacerdote en Rumanía, ha combinado su afición al fútbol con una atención prioritaria a “amplios sectores de la sociedad jienense”. A punto de terminar su tesis doctoral sobre la teología espiritual del trabajo en el Vaticano II, señala que “trataré de ser santo siendo un buen sacerdote, porque la gente no quiere sucedáneos”. Piensa que “el sacerdote debe escuchar y comprender para poder ayudar, en unas periferias que muchas veces están junto a nosotros”.
Javier Mirón, uno de los cinco hermanos de Ignacio, destaca la seriedad de la decisión de su hermano, llena de coherencia, de servicio y de ideales. Lázaro Linares, que fue profesor de Ignacio en el colegio Tajamar, del que son antiguos alumnos todos los hermanos, señala su gran alegría al “comprobar los frutos académicos y de formación de ciudadanos creyentes y buenos católicos”.
Ana María, madre de Luis Ramón, comenta que “rezo y le dije que sea un sacerdote muy santo y para toda la vida”, “he sentido mucha emoción, que no se puede contar, tengo la alegría del mundo por dentro. Va a vivir conmigo y me hace mucha ilusión. Nos hemos venido muchos desde Jaén”.
Luis Mirón, sobrino de Ignacio, es profesor en el colegio Alborada, en Alcalá de Henares, y con su padre Eduardo viven momentos de “intensa emoción con la ordenación de Ignacio, con una vida volcada en los demás”. Salvador es el mayor de los seis hermanos Mirón, ya está prejubilado, casado y con cuatro hijos: “es una suerte muy grande tener un sacerdote en la familia” y “hoy tenemos un recuerdo especial para nuestros padres, que disfrutan desde el cielo. Era una gran ilusión para ellos que alguno de sus hijos fuera sacerdote, con lo cual hoy estarán contentísimos”.
Elena Quesada, sobrina de Luis Ramón, estudiante de Periodismo en Sevilla, afirma que “me llena de alegría tener dos sacerdotes en la familia”. Miguel Angel, hermano menor de Luis Ramón y que vive en Jaén, cuenta que es una maravilla la ordenación y pido que sea muy fiel a su vocación, como nos han recordado en la homilía”.
Monseñor Javier Echevarría aprovechó su breve estancia en Torreciudad para mantener varios encuentros con familias y jóvenes que terminaban unos días de descanso y actividades culturales y deportivas en localidades cercanas al santuario.