El urogallo pirenaico es una especie perteneciente a la familia de los tetraónidos y se extiende desde el Pirineo a gran parte de las masas boscosas mejor conservadas de Europa.
Según explica Jesús Martínez Padilla, investigador ARAID en el Instituto Pirenaico de Ecología que ha participado en el estudio, que ha revelado que el urogallo pirenaico ha desaparecido en, aproximadamente, el 40% de las áreas del Pirineo aragonés.
Según el investigador el urogallo “podría considerarse como un indicador de la calidad de los bosques en los que habita”, ya que se encuentra en áreas boscosas muy bien conservadas y maduras, de bosques con árboles de un gran porte y con abundancia de sotobosque que aporte alimento y refugio a lo largo del año.
Sin embargo, las alteraciones del hábitat, la presión cinegética sobre el urogallo (prohibida desde hace décadas, pero ejercida con anterioridad), las molestias por actividades humanas y, probablemente, los efectos del cambio climático han llevado a que esta ave se encuentre en un estado de conservación muy precario y que se declare en breve como especie en peligro de extinción a nivel estatal.
Los datos del estudio muestran que en Aragón el urogallo también sufre una situación precaria, con una distribución que se localiza fundamentalmente en el área oriental del Pirineo, en las comarcas de la Ribagorza y Sobrarbe, pero con una presencia parcheada e intermitente en el tiempo en el resto de comarcas.
En este sentido, los investigadores aseguran que las prioridades de conservación del urogallo dependen de una caracterización lo más ajustada posible de su distribución actual para poder establecer las áreas de actuación concretas. Además, “para preservar la especie es fundamental saber no solo dónde están los individuos, sino cuántos existen”. Esta información “es vital para poder conocer si el número de individuos existentes en las zonas son suficientes para poder determinar si las poblaciones son viables”, afirma Martínez.
El investigador destaca el esfuerzo conjunto que ha supuesto este trabajo, ya que se trata de “una colaboración necesaria para la conservación del urogallo que sería inabordable por una única entidad”.
Las actuaciones de conservación que se realicen en el Pirineo aragonés “sin duda serán fundamentales para asegurar la presencia de esta magnífica especie en nuestros bosques”, concluye Jesús Martínez Padilla.