El Aeródromo de Aínsa-Coscojuela de Sobrarbe celebraba su apertura al tráfico internacional con una jornada de puertas abiertas.

Una pista de hierba de 700 metros de longitud y 40 metros de ancho a la que no solo le sacan partido turistas, pilotos o aprendices, también productores de documentales, fotógrafos, empresarios, investigadores o ganaderos cuando necesitan localizar algún animal extraviado con la ayuda de Rafael García, responsable del aeródromo y gerente de la Escuela Girolibre.

El aeródromo se encuentra a solo dos kilómetros del pueblo de Coscojuela de Sobrarbe (t.m. de Aínsa) en un emplazamiento privilegiado: una península rodeada por las aguas de Mediano y custodiada por la ermita de Plampalacios, testigo y de la historia que se esconde bajo las aguas del emblemático embalse de Mediano.