Campo del Aínsa. Quique Berdún, el tercero por la izquierda de los agachados, con camiseta blanca (partido Veteranos Sobrarbe-Médicos, jugó medio tiempo con cada uno).

Sobrarbe Digital inicia una nueva serie de entrevistas a personas de la comarca que tienen una trayectoria profesional brillante. En esta ocasión entrevistamos a Enrique Berdún, médico de Lafortunada, que se acaba de jubilar como jefe de pediatría del Hospital de Alcañiz tras una gran trayectoria. Berdún habla de la situación de la medicina, pero también de su otra faceta de sobrarbense de pro y de jugador de fútbol, todavía formando parte del equipo de veteranos del Sobrarbe. “Para seguir jugando al fútbol a los 67 años hace falta pasión”, señala. Este médico dice que ve al Sobrarbe muy bien y si tiene que elegir un rincón se queda con el lago de Marboré y la cara norte del Perdido. Con respecto a la medicina reflexiona: “Espero que no perdamos los altos niveles de calidad conseguidos en la sanidad en nuestro país”.

Nombre: Enrique ‘Quique’ Berdún Chéliz
Edad: 67 años
Nacimiento: 6 de Julio 1956, en Zaragoza
Estudios: Medicina. Especialización en Pediatría vía MIR
Lugar del Sobrarbe: Todo y en especial el Casco Antiguo de Aínsa

¿Qué memoria tiene de su infancia, de Lafortunada, de Aínsa?

Yo recuerdo una infancia feliz, un pueblo pequeño, cinco hermanos, con el amor al deporte que desde pequeño nos inculcó nuestro padre, jugando al fútbol, al frontón, eso en Lafortunada; los fines de semana, con la familia de mi madre, en Aínsa, con un montón de primos, lo recuerdo también con mucha alegría.

¿Qué recuerda del Instituto de Aínsa?

Para mí fue una época muy buena porque es la gran ventaja de no limitarte a tu propio pueblo. El hecho de tener que ir todos los días a Aínsa para las clases te permite conocer y tratar a gente de todos los pueblos de la comarca, con lo cual, eso unido a las aficiones, sobre todo deportivas, te hace tener relaciones con mucha gente. Considero que esta etapa es uno de los valores que han influido mucho en mi vida posteriormente.

¿Cómo ha cambiado el Sobrarbe, cómo nos ve?

Evidentemente desde hace cincuenta años ha cambiado una barbaridad. Gracias al auge del turismo ha cambiado en todos los aspectos. Veo al Sobrarbe muy bien, las posibilidades que da nuestra comarca están siendo muy bien gestionadas y con mucho entusiasmo con mucha gente. Tenemos actividades culturales, turísticas, deportivas…yo veo que la gente que va al Sobrarbe se queda, muchos hijos originarios vuelven y los que nos visitan se quedan contentos, sorprendidos y suelen repetir casi todos, luego algo se estará haciendo bien en la comarca.

¿Con qué rincón se quedaría?

Ya le he dicho me gusta todo. Otra de mis grandes aficiones es la montaña. Si le dijera un sitio, mi preferido pues es el lago de Marboré y la cara norte de Monte Perdido, siempre sostengo que es uno de los sitios más bonitos del Pirineo, si he de elegir un sitio es la cara norte del Perdido, a pesar de la pérdida importante del glaciar.

Pasemos al fútbol, usted casi llegó a ser profesional

Eso es mucho decir pero es cierto que a mis 16 años me quiso fichar el Real Zaragoza para su equipo juvenil, apuntaba a muy buenas maneras. Los tiempos eran distintos. En aquel momento compatibilizar estudios y el ejercicio profesional del fútbol era más difícil, opte por la medicina, quizá en estos tiempos hubiera sido diferente.

Su hijo Diego sigue sus pasos

Efectivamente, mi hijo ha heredado desde pequeño mi pasión por el fútbol. Tiene más cualidades que yo para jugar. Desde pequeño jugó, debutó a los 18 años en Tercera División y ha estado interrumpidamente hasta ahora que tiene 34 años. Es padre de un hijo y todavía juega en Tercera División. Para mí ha sido un orgullo que en dos ocasiones haya estado en la selección aragonesa absoluta de fútbol

¿Qué recuerda del equipo de fútbol espectacular, que marcó una época, que tuvo Aínsa y con usted aportando calidad como medio punta?

Fueron unos años maravillosos. Fue una generación de buenos jugadores y que hicimos unos años espectaculares, yo disfruté muchísimo. Un año ganamos la Liga de Primera Regional. Esto que ocurrió en Aínsa sucedió después unos años más tarde en Boltaña y culminó con la Fueva que llegó a Tercera División. Los años de Aínsa fueron impresionantes y lo recuerdo con mucho cariño hasta el punto que jugué hasta los 36 años siendo ya médico y viviendo en Zaragoza. Mi mujer y mis dos hijos nos acompañaban a los partidos.

Equipo de fútbol del Aínsa.

¿Qué hace falta para seguir jugando el fútbol hasta los 67 años?

Lo primero pasión y luego sacrificio porque yo estoy operado de las dos rodillas, en ambas me he roto el ligamento cruzado anterior, lo que sí puedo decir es que nunca lo he dejado. En el momento que nunca lo dejas, obviamente al no dejarlo te vas manteniendo y, de momento, sigo activo. Lo más importante es la pasión.

Usted forma parte del equipo de los Médicos de Zaragoza y de los Veteranos del Sobrarbe

Pues sí, de los dos. Y también he jugado veinte años en el Veteranos de Universidad del campeonato de Veteranos de Zaragoza, donde he coincidido con muchos profesionales del fútbol como Juan Señor, Pérez Agüerri, Casajús, Benedé, jugadores del Zaragoza. Me mantengo en tres equipos. También jugué en este campeonato de Veteranos en el equipo de la Asociación de la Prensa de Aragón donde coincidí con dos sobrarbenses ilustres, uno Ramón Buetas y otro el recordado y añorado Toño Puyuelo.

Quique Berdún (primero de la izq) junto a compañeros.

De los veteranos del Sobrarbe sabemos que no falta a los eventos

Si puedo siempre estoy. Hay una gente maravillosa y los encuentros es una de las cosas buenas que te da la vida porque te reencuentras con tus orígenes, con gente que quieres y aprecias y las vivencias son únicas.

Campo del Boltaña. Quique Berdún en el centro de los agachados con brazalete de capitán.

¿Usted es médico por vocación o por tradición familiar? ¿En la comarca pasaron muchos por la consulta de su padre?

Yo creo que por ambas cosas. Mi padre fue un extraordinario médico rural y viví la medicina desde pequeño. Cuando era adolescente empecé a acompañarle a sitios y a acompañarle en la consulta, por lo tanto entré en contacto con la medicina muy pronto. Luego había una vocación y antes de terminar el bachillerato tenía decidido que iba a ser médico. Por lo tanto es una mezcla de ambos cosas. No se puede decir que sea solo por tradición familiar porque somos cinco hermanos y solo dos han hecho medicina.

¿De los sitios que ha recorrido en su trayectoria con cuál se quedaría?

Es muy difícil decirlo. Yo creo que con los tres. Los primeros cuatro años de formación de MIR en el Hospital Infantil Miguel Servet fueron magníficos en el sentido que intentas aprender y empapar de lo que luego va a ser tu formación. Fueron años de juventud muy plenos. Posteriormente al acabar la Residencia trabajé cuatro años en el servicio de Pediatría del Hospital San Jorge de Huesca y también fueron años magníficos, con un servicio joven con gente con muchas ganas y posteriormente cuando conseguí la plaza en propiedad y me trasladé al Hospital de Alcañiz tenía el reto de hacer un servicio nuevo de pediatría, reto difícil, pero con mucha ayuda y mucho trabajo con los que estuvimos ha salido adelante. He sido feliz los 33 años que he estado en Alcañiz, sino hubiera vuelto a Zaragoza, donde tenía plaza y sin embargo estaba en comisión de servicios en un periférico, algo inusual en la comunidad. En los tres sitios he sido feliz.

Tras una carrera dilatada usted se acaba de jubilar. ¿Cómo ha evolucionado la pediatría desde que se inició en la profesión?

Muchísimo. Siempre me he dedicado a la medicina, a la pediatría hospitalaria y ahí ha experimentado un gran avance como la medicina general. En cuarenta años los avances científicos han sido tremendos, pero donde más ha evolucionado ha sido en primaria. Cuando yo estaba haciendo la especialidad y era MIR no existían los centros de salud, no había pediatras de atención primaria y aunque ahora lo consideremos algo normal ha sido un avance tremendo. Antes llegaba todo directamente al hospital o los niños los veían médicos no pediatras en primaria. Este avance ha sido básico.

Usted es un gran defensor de la sanidad pública. ¿Cómo la contempla?

Soy optimista por naturaleza, pero la contemplo con preocupación porque la medicina pública cuesta dinero y no sabemos cómo va a evolucionar en los próximos años . De todas maneras creo que básico para que una sanidad global de un país funcione que la medicina pública esté desarrollada. No tengo ninguna duda de que los mejores profesionales están en la sanidad pública. Hay gente que ha aprobado dos oposiciones, MIR, luego su plaza, algunos compatibilizan la medicina pública con la privada, yo soy uno de los cuales únicamente me he dedicado a la pública. La base es buena, ahora hay condicionamientos económicos y políticos, pero espero que no perdamos unos niveles de calidad que hemos conseguido en nuestro país que son muy altos.

¿Tras el covid considera que es necesario una readaptación de la sanidad a los nuevos tiempos como la telemedicina?

Más que un replanteamiento global es aprovechar alguna de las cosas que por desgracia la pandemia nos ha llevado. La telemedicina está bien en el sentido de que puede mejorar mucho todos los procesos que denominamos burocráticos. No obstante mi teoría de siempre es que la relación médico-enfermo presencial y en contacto es absolutamente necesario. La telemedicina no puede suplantar la relación del médico con el paciente.

¿Por qué considera que hay tantos problemas en el medio rural con profesiones demandadas como médicos, enfermeros, letrados, ingenieros en el medio rural?

El problema es estructural. Hablaré de los médicos. Daría lugar a un debate de horas más que para una contestación corta. Hay un problema de oferta y demanda, hay más plazas que médicos. Es muy difícil cubrir todo a no ser que aumenten los alumnos que hagan la carrera de medicina. Es una solución a largo plazo. A corto es que todos los jóvenes que se han formado en las grandes ciudades queremos vivir en las mismas, yo mismo he trabajado fuera de Zaragoza toda mi vida profesional y sin embargo he ido viajando y viviendo en Zaragoza. No se cómo podemos cambiar la mentalidad de los jóvenes. En cualquier caso yo creo que hay que incentivar al que trabaja fuera y solo hay tres posibilidades: mayor retribución económica, difícil, mayor número de puntos en el desarrollo profesional y también difícil de aplicar por temas jurídicos. La tercera en el sistema de libranzas. Esto se puede hacer en un hospital periférico pequeño, sí que se puede hacer, lo hemos conseguido en Alcañiz y eso ha hecho que sean plazas atractivas y por ello durante 33 años nunca hemos tenido problemas de número de médicos. Sin embargo es más complicado en el medio rural porque al haber menos gente el sistema de libranzas es más complejo. En cualquier caso, algún replanteamiento hay que hacer y se me ocurre que hay muchas plazas que se llaman MAC, que son contratos que de alguna manera se denominan contratos basura y que con todo el dinero que se han ahorrado en las plazas que no se han cubierto, rurales, solo en convertir a esos médicos -que están en condiciones laborales precarias- en interinos una parte se solucionaría. A largo plazo lo veo difícil, pero algo habrá que hacer.

Sabemos que sus compañeros de profesión le hicieron una gran despedida en Alcañiz. Parece que donde va le quieren por lo que nos dicen colegas

La despedida fue numerosa, cariñosa y emotivo. Sí que he sentido cariño en todos los sitios en los que he trabajado. Yo pienso que las máximas de mi vida: primero, ha sido tratar a todo el mundo igual, segundo, ser paciente ante los conflictos, y tercero, escuchar a la gente. Todo ello parece que a la ciudadanía le gusta y por eso me han apreciado. Yo solo puedo dar las gracias.

Ha pasado de estar muy activo a tener mucho tiempo libre, ¿a qué se dedica?

Tengo grandes expectativas, en el deporte, voy a intentar seguir jugando al fútbol, he descubierto el mundo de la bicicleta que también me llena. Además soy un gran lector y voy a dedicar mucho tiempo a la lectura y en tercer lugar puede que experimente el gran atractivo que supone la universidad de la experiencia.