Jornada de trabajo y convivencia. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

La Virgen de la Sierra volvió a hacer su función de reunir a las gentes de Sobrarbe. Si históricamente esta ermita y casa de santero, que se alza en uno de los puntos más elevados de la divisoria entre los ríos Ena y Sieste, fue punto de encuentro de los habitantes de las localidades de la margen derecha del último tramo del Ara, el pasado fin de semana convocó a gentes de toda la comarca y de más allá. Montañeros/as, ciclistas y gentes de localidades aledañas como Torrozilla (Latorrecilla), Guaso y Sieste “nos juntamos para portear materiales para las obras que buscan consolidar ese antiguo edificio, y para limpiar parte de los caminos que recorren los montes del entorno”, según comenta en su crónica Juan Rodríguez Bielsa.

Unas 60 personas acudieron a la llamada realizada por la Asociación de los Caminos Tradicionales y los clubes Zona Zero, Club de Montaña Nabaín y Atlético Sobrarbe, con el apoyo de las y los de los vecinos de las tres localidades citadas, encabezadas por la de Latorrecilla , que es la que con más continuidad ha mantenido los encuentros en esa ermita.

Puntales, tablas, arena, cemento o herramientas se trasladaron, en una larga caravana de decenas de personas, a primera hora hasta la ermita a lo largo de los entre 2 y 3 kilómetros de senderos y 300 metros de desnivel que separaban el punto de partida -junto a la carretera de Arcusa- de los edificios de la Virgen de la Sierra.

Jornada de trabajo y convivencia. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

Una vez reunidos allí pudimos recordar la historia de este lugar, ubicado sobre el límite municipal de los actuales municipios de Aínsa-Sobrarbe y Boltaña y en el que hasta hace unas décadas vivió la familia del santero que, cuentan, vivía de las tierras del entorno, y -explica Ángel, con raíces en La Valle de Sieste- de llevar imágenes religiosas por los caseríos y pueblos vecinos a cambio de dádivas,.. En la ermita se reunían vecinos/as de los antiguos municipios de Guaso, Buil (Gabardilla, A Lezina, Buil, Puy Balleta, Urrials, Sarratillo, Sarratiás, Bruello,…) y Sieste (Latorrecilla, Morcat, San Belián, Luparuelo, Sieste, La Valle de Sieste, Margurgued…) entre otros lugares. En la romería, que todavía se celebra cada 8 de septiembre, los santeros -narró otro Ángel, residente en Margurgued- debían dar de comer a uno de cada pueblo de los que agrupaba la ermita en el salón de su casa. Los participantes en el encuentro comían en el cerro cercano, en la zona asignada a cada pueblo y -contaría luego Juan- después de dejar la casa los santeros cada localidad tenía una habitación asignada para comer en las ocasiones que la meteorología no acompañaba. Las reparaciones de las instalaciones (el aljibe), contó en algún corro Teresa, se realizaban entre todos los pueblos implicados.

Con un poco más conciencia de la importancia que tuvo este enclave en el Sobrarbe central nos repartimos en grupos para, jada, sierra y tijera en mano, limpiar y arreglar los distintos senderos de la Sierra. El que bordea por el sur sus laderas, paralelo al Ena, el que baja hacia Gabardiella, el que por O Campo Santero enlaza con el camino de Torrozilla a Morcat y con el que iba -actualmente cerrado en algunos tramos- hacia Sieste por O Tozal de L’Orón , O Sabinar d’os Montes y Mondebueno; o los que bajan por el Este hacia Guaso y Latorrecilla.

Mientras, otros compañeros limpiaban el camino de esta última localidad a su fuente, y preparaban allí una comida comunitaria. Allí reunidos de nuevo, excelentemente acogidos por sus vecinos de Torrozilla, disfrutamos de una paella valenciana con la que Carmen y su equipo nos deleitaron, de la charla, la sobremesa y la música.

Jornada de trabajo y convivencia. Fuente: Club de Montaña Nabaín.

Solo falta agradecer la aportación del municipio de Aínsa-Sobrarbe para los materiales de la obra y para este encuentro, y esperar que volvamos a encontrarnos el 8 de septiembre en esa sierra. O colaborando en otros “vecinales” como este, que desde siempre han servido en estas montañas para mantener caminos y para reparar los edificios comunitarios. Hasta entonces.