Nabaín y el CAS recorrieron esta poco transitada montaña, uniendo por sendas -que se difuminan- Boltaña y Jánovas, según cuenta en su crónica Juan Rodríguez Bielsa.
La sierra de Silves flanquea el curso del Ara por su margen derecha, dividiendo junto a Nabaín la ribera de Jánovas del tramo final de este río antes de su desembocadura en el Cinca. Este enclave, también conocido como sierra Ferrera -como la de la Peña Montañesa-, es uno de los que sirven de enlace natural entre espacios como el Parque Nacional de Ordesa y el Parque Natural de Guara. Y como estos tiene importantes valores naturales de los que son reflejo las figuras de protección que en él confluyen (LIC, ZEPAs, Zona de Especial Conservación). Por sus antiguos senderos ha discurrido la pasada salida del Club de Montaña Nabaín y el Club Atlético Sobrarbe.
Unir Boltaña y Jánovas por la parte alta de esta sierra, superando el estrecho que las separa y los estratos, horizontales y verticales, del anticlinal que lleva el nombre de estas localidades, era el objetivo de la jornada.
Los pobladores de esta sierra se “enriscaron”en sus laderas, por razones defensivas en su origen, estableciéndose en lugares como Espierlo, Aguilar o Silves. La reducción de sus habitantes y el cambio de sus necesidades ha hecho que algunos de los caminos -a veces dibujados en los mapas- tiendan a difuminarse al recorrerlos. Por ellos transitaremos.
El puente de la Gorga, junto a esta piscina natural boltañesa, fue el punto de encuentro para esta salida. Iniciamos el recorrido, primero de puente a puente (en el sentido contrario al de la corriente): del de la Gorga se llega en pocos minutos al de Moscarales -preciosa construcción sobre el barranco de la Ferrera cuyo origen situan algunos autores en el siglo XI-. Aprovechamos para beber de la fuente adyacente -la única permanente, nos explica nuestro compañero Toni, del monte de La Cuasta, bajo el que se asienta-. Poco más allá llegamos al moderno puente de la carretera de la Guarguera -puerta desde Sobrarbe al norte de Guara-.
La ruta discurrirá, combinando senderos con algún trozo de pista, dejando a nuestra derecha los primeros caminos que suben a Silves. Por ellos bajaba, hace medio siglo, el protagonista de la canción ‘Baixando t’a escuela’, de la Ronda de Boltaña, un rato antes de que le “carrañasen” en el aula por “charrar” aragonés. Hoy, gracias al trabajo de voluntarios locales varios de ellos siguen practicables pese a la vegetación, los desprendimientos o el desplazamiento de las margas. Cerca queda la cueva de Seso. Y enseguida llegamos a la preciosa casa que le da nombre, testigo mudo, de la economía autosuficiente que mantuvo a los habitantes de estas tierras durante siglos.
Ya en la cara norte de la sierra subimos por un tupido bosque, en el que se concentra buena parte del desnivel que haremos. Una vez en Silves Alto, y tras ver sus construcciones, emprendemos la ruta por el camino de Corbera, que apenas se distingue en algunos tramos.
La ruta flanquea la ladera, regalándonos las vistas del tramo del Ara entre Boltaña y Aínsa, la Peña Montañesa y el macizo del Cotiella. Nos acerca a varias proas que se adentran en el estrecho cientos de metros por encima del río; y nos lleva a una faja que, con el terreno mojado exigirá atención. En toda esta parte Nabaín, el hermano mayor de Ferrera, es uno de los protagonistas, permitiéndonos observar “de cerca” sus innumerables fajas y el trazado de los caminos que vecinos y montañeros locales han ido reabriendo. También se asoma tras un hombro Tendeñera, todavía nevada, que desde esa perspectiva parece haberse desplazado hacia el Este para que la pudiéramos ver.
La parte final de la ruta desciende hacia Jánovas, atravesando el bosque y buscando superar las verticales canales de la ladera por los lugares más factibles. Las vistas del pueblo -con sus casas con nueva vida- y las de todo el valle -hacia Fiscal y Canciás o hacia La Solana-, con ese vestido del verde luminoso de la primavera, son preciosas.
Una vez en Jánovas el centro social que han habilitado sus vecinos nos permitirá refrescarnos y comentar la jornada en la que hemos disfrutado de 11 kilómetros (y 700 metros de desnivel) llenos de interesantes rincones.
Cerraremos el día, ya en Boltaña, con una charla sobre la fauna del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, organizada por el grupo de Medio Natural del Club de Montaña Nabaín, que impartirá -con la sala llena como las anteriores de este programa- la bióloga Beatriz García Prieto.