José Luis López Magerus durante el coloquio.

En la era del cine han resonado, la noche del miércoles, las carcajadas del público asistente a la proyección de Atraco a las 3, el clásico de la 11ª edición de la Muestra de Cine de Ascaso. Dirigida por José María Forqué en 1962, ha sido la película elegida para homenajear a José Luis López Vázquez en el año del centenario de su nacimiento.

En estas dos primeras jornadas, el célebre actor madrileño ha sido el gran protagonista del festival, después de que abriera sus puertas el martes con la inauguración de la exposición fotográfica que recorre su carrera profesional.

La era de Ascaso.

En Atraco a las 3, López Vázquez encabeza un reparto compuesto por algunos de los nombres más reconocidos de la comedia española, como Gracita Morales, Agustín González, Manuel Alexandre, Rafaela Aparicio o Alfredo Landa, quien hizo su debut cinematográfico con esta película. “Mi padre recordaba lo bien que se lo habían pasado en el rodaje, pero no era muy dado a hablar de sus películas”, ha explicado José Luis López Magerus durante el coloquio posterior, en el que ha estado acompañado por los periodistas Juan Zavala y Gregorio Belinchón. Los tres han destacado tanto la gran calidad técnica del largometraje, como su habilidad para mostrar, mediante un humor hilarante y a la vez mordaz, la realidad social de la España del inicio de los años 60. Y hacerlo, además, esquivando la censura, pese a tener diálogos en los que se habla de justicia social y revolución.

José Luis López Magerus ha recordado la admiración que su padre profesaba por Groucho Marx, que a menudo se veía reflejada en sus interpretaciones. Sin embargo, “en la vida real se parecía más al personaje circunspecto. Tenía un carácter reservado que seguramente le venía de las carencias afectivas y económicas que había tenido en su infancia”. Ese carácter lo llevó a “una vida dedicada al 100% al trabajo, de una forma casi obsesiva”, y a que, años después, al echar la vista atrás, reconociera que “de haber sido más insensato, habría sido más feliz”.

“Mi padre no estaba casi nunca en casa, siempre andaba rodando”, de modo que López Magerus no fue consciente de su popularidad y de la calidad de su trabajo hasta que empezó a ver cine. “A menudo su figura queda reducida a las interpretaciones cómicas, pero tenía gran cantidad de registros”, ha señalado.

Esa capacidad interpretativa nacía en su formación teatral. “De 1939 a 1946 solo hizo teatro”. Su debut en el cine se produjo de manera imprevista, para sustituir a otro actor, en la película María Fernanda la jerezana, “una joya olvidada donde tiene una interpretación de ocho segundos en la que recuerda muchísimo a Chaplin”. Su hijo ha recordado que la relación de López Vázquez con el cine empezó como figurinista, ya que “era muy buen dibujante”.

Tras aquella primera fugaz aparición en la gran pantalla, no tardó en convertirse en uno de los actores más prolíficos, incluso llegando a rodar dos películas de forma simultánea. La calidad de sus interpretaciones lo llevó a trabajar con George Cukor, uno de los directores más prestigiosos del cine americano. “Cuando recibió el guión de Viajes con mi tía, no se lo creía. El cine de Cukor era una de sus referencias principales, y de aquella oportunidad nació una amistad entre ellos que duró toda la vida”.

José Luis López Magerus ha adelantado que, en el marco del centenario de su padre, está trabajando en un documental que se estrenará en octubre, en la próxima edición de la SEMINCI – Semana Internacional de Cine de Valladolid.